AMERICAN MARY (2)
Crítica de Jesus Martí
American Mary (2012) es el segundo
film realizado por las hermanas gemelas Jen
y Sylvia Soska bajo el amparo de su
propia productora Twisted Twins Productions. Antes que nada un pequeño esbozo
del argumento: Mari Mason (Katharine
Isabelle) es una brillante estudiante de cirugía, apremiada por las deudas
decide buscar dinero fácil viéndose involucrada en un extraño suceso, donde sus
estudios le abrirán la puerta al mundo de las operaciones clandestinas. A pesar
de sus iniciales reticencias pronto se hace un nombre, y acuden a ella
diferentes personas con el objetivo de modificar su aspecto físico. Todo parece
ir bien hasta que Mary es víctima de un brutal acontecimiento, a partir de ese
momento su vida queda marcada irremediablemente.
Vaya por delante
que esta película no es fácil ni tampoco está orientada para todos los
públicos, las hermanas Soska proponen un viaje alucinado, morboso y, a ratos,
inquietante que navega entre las brumosas aguas de la 'nueva carne' expuestas
por David Cronenberg pero que no profundiza demasiado en las mismas; la
película tiene dos partes claramente diferenciadas, la primera (más o menos cincuenta
minutos) reflexiona sobre la modificación extrema de la apariencia física, en
la que tatuajes, piercing, escarificaciones o cirugías extremas configuran el
eje principal, conjugando muchos fantasmas sociales: la incomunicación, el
aislamiento, la creación de guetos cerrados en sí mismos que abrazan y protegen
a los practicantes de este radical estilo de vida o el círculo vicioso en el
cual la protagonista se ve envuelta, círculo que a cada operación exitosa que
realiza se estrecha más a su alrededor, allanando el camino a la locura en un
descenso infernal e intenso que diluye las líneas maestras de su vida anterior,
creando una imposible realidad donde, paradójicamente, se siente confusa en su
global, pero segura en el potencial de su nueva encarnación. Es en esta primera
parte donde las gemelas desarrollan un concepto de cine de terror no demasiado
usual; separándose conscientemente de los trillados caminos mil veces
transitados, prefieren utilizar una compleja extravagancia visual y argumental,
que bebe de variadas influencias para ofrecernos un verdadero festín de aires
perturbados y malsanos.
A partir de este
momento el film cae en un pastiche fácilmente reconocible para los fans del
género, las directoras abren una nueva línea argumental (no voy a explicarla
para evitar el molesto 'spoiler') que les permita llegar al final, un final,
dicho de paso, algo cogido por los pelos y poco original; básicamente en este
segundo tramo se limitan a reciclar algunos
tópicos evitando de esta manera profundizar más en lo expuesto en la primera
hora y, curiosamente, rebajando en muchos grados la intensidad y el interés que
hasta ese momento ostentaba la obra. Una pena, pues de haber seguido por el
camino inicial estaríamos ante un film excesivo pero bello y realmente
interesante, en cambio se nos entrega una obra que en su global deambula sin
rumbo fijo, consiguiendo cansar al espectador gracias a la reiteración de
momentos que nunca llegan a un clímax creíble, y creando, por consiguiente, una
perpetua sensación de vacío e intrascendencia.
Para finalizar, American Mary es un film que transita
por el metalenguaje creado por Cronenberg,
Lynch y algunos otros directores de
lo bizarro y extravagante, pero que no encuentra un estilo propio, impidiendo
este hecho que se sumerja en aguas más profundas y oscuras. Esta indefinición
es su principal pega, no obstante la película, por lo menos a mi juicio, debe
visionarse, pues no es muy habitual encontrar propuestas de crear cine fuera de
los ingenuos parámetros actuales; las visiones tangenciales de lo que significa
el terror, el miedo o la angustia siempre deberían ser un objetivo entre los
nuevos creadores y es de agradecer intentos como el comentado hoy, pues a pesar
de sus imperfecciones es una obra a tener en cuenta.
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