Jesús Martí
http://www.elterrortieneforma.es
La proyección en el pasado Festival de Sitges de 'Citadel', primer largometraje del director/guionista
Ciaran Foy, dejó en la gran mayoría
de aficionados un buen sabor de boca. No es de extrañar, pues el film presume
de varios elementos que no son muy habituales en el cine de género actual. Pero
vayamos por partes, primero una breve sinopsis para entrar en materia: Joanne
es una mujer embarazada que sufre un brutal ataque por parte de unos extraños
niños enfundados en sudaderas con capucha (o algo parecido) que les ensombrecen
los rasgos. Tommy, marido de la chica, ve impotente (está encerrado en el
ascensor) el ataque, cuando consigue salir lleva a la chica al hospital. Los
doctores que la atienden consiguen salvar al bebe, pero Joanne queda en coma y
fallece unas semanas después. Tommy queda muy afectado y trastornado por los
acontecimientos, desarrollando una serie de fobias y miedos devastadoras para
su día a día. Además siente que está continuamente amenazado por los niños.
Agobiado por los hechos comienza a investigar, ayudado por un cura, y pronto se
encontrará de bruces con una comunidad aterradora.
Citadel es un film poderoso, que no
perfecto, donde el miedo y sus abrumadoras consecuencias, tanto físicas como
psíquicas, se erigen en el auténtico leit
motiv del metraje. El miedo paraliza y obsesiona, y si como se nos presenta
en la película proviene de una fuente tan real como un ataque, aparentemente
sin sentido pero de consecuencias devastadoras, se convierte en algo aterrador
y tangible, algo que te envuelve y te asfixia reduciéndote a la mínima
expresión.
Sin lugar a dudas éste es el gran acierto de la película, su
director maneja diferentes recursos y elementos para ofrecernos una pesadilla
de tintes urbanos, que explota precisamente eso, la inseguridad urbana que
tantas personas han sufrido en sus propias carnes; abrigado por un buen guión y
un gran protagonista principal que sabe transmitir una gran variedad de
sensaciones y registros, Ciaran Foy
crea una atmósfera perturbadora e inquietante, donde poco a poco se van
introduciendo pequeños elementos de carácter sobrenatural que expanden la
historia inicial y la conducen directamente a una pesadilla de tintes
sobrecogedores por lo que insinúa. Pero estos elementos sobrenaturales, el
origen de los niños y por extensión de la comunidad que han creado, son
pequeños apuntes dentro del verdadero argumento que no es otro que el
aislamiento y la incapacidad de escapar del asfixiante y opresivo entorno. Otro
acierto del realizador es apostar claramente por la creación de tensión /
angustia sin enseñar, casi en ningún momento, lo que causa esas sensaciones,
las apariciones de los niños son en penumbra, o fuera de plano, o meras sombras
que se deslizan alrededor del protagonista, creando situaciones amenazantes y
extremadamente creíbles.
Anteriormente, ya he mencionado que el film no es perfecto, es
verdad, al ser una 'ópera prima' el director no consigue ensamblar todas las
piezas de manera afortunada, su constante búsqueda del sugerir antes que el
mostrar ralentiza el ritmo del film, que adolece de una voraz expresividad que
condimente un poco las largas secuencias de acoso. Paralelamente la concienzuda
estructura creada para el protagonista principal se diluye en los personajes
secundarios, llegando por momentos a resultar estereotipada y confusa, tanto en
sus motivaciones como en la manera de resolver la parte final del film, que
resulta demasiado facilona y previsible si tenemos en cuenta lo visto hasta ese
momento.
No
obstante, Citadel es una buena
película que propone de manera interesante un distanciamiento necesario con
otros film de género, un camino que recupera en parte ese estilo tan británico
(sobre todo en los sesenta y setenta) de enmascarar lo sobrenatural con grandes
dosis de realidad, en un ejercicio que deviene en un juego entre el creador y
el espectador que siempre resulta estimulante en su resultado final.
Recomendada para todos aquellos que busquen algo más que tripas y sangre en el cine
de terror, pues aquí se apuesta más por un desarrollo lento donde la atmósfera
y la tensión priman por encima de cualquier otra consideración.
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