miércoles, 24 de julio de 2013

 ¡Total, qué importa!, Francesc Barrio Julio






   A veces parece que el viejo Jacob es el único que recuerda cómo eran las cosas antes del Apocalipsis. Es lo que pasa con la juventud, no les cuesta nada olvidar las cosas importantes, centrados siempre en sí mismos y en el presente, bueno, prácticamente sólo en sí mismos. Suerte que lo tienen a él para no olvidar...

   La pick-up aparca de forma brusca en el jardín de la típica casa de zona residencial de extra-radio. Un bonito jardín con un césped cuidado, unos arbustos bien recortados y unos bellos parterres de rosas que delimitan el camino de entrada al hogar de la típica familia de clase media alta de éxito. Bueno, al menos hubo una época en que debió ser así. Ahora, el césped ha crecido bastante y los rosales crecen descontroladamente salvajes por todo el jardín, extendiéndose al de los vecinos; bien, así es la decadencia tras la Caída... La casa no tiene mala pinta, un par de plantas con la mayor parte de las ventanas intactas y las puertas en su sitio. Seguro que ha sido arrasada pero al menos no parece absolutamente masacrada como el resto de edificaciones de la zona. Tampoco parece intacta, eso la haría muy sospechosa. Está en su punto justo de decrepitud, abandono y asaltos descontrolados.

   Llevan unas cuantas horas de búsqueda por la zona, moviéndose por entre las agradables ex-viviendas de desconocidos inhabitantes de una urbanización a las afueras de la gran ciudad. Es todo lo cerca que están dispuestos a acercarse a la urbe, aquí aún se sienten seguros. No sólo por la menor presencia de zombies en el área, también es importante su lejanía de los feudos pandilleros que sobreviven entre las ruinas de la vieja ciudad. “Ah”, suspira Jacob... “la ciudad...”. No, la ciudad ya no es lo que era. Bueno, es evidente que ya nada es lo que era, pero la peor parte se la han llevado las ciudades claro. Y no sólo por la peligrosa e incómoda presencia de los no-muertos y de los pandilleros, si no por el mismo declive de sus construcciones, por el abandono: grandes incendios que parece que no se acaban nunca, zonas inundadas, edificios que se derrumban, estructuras que colapsan..., ¡bajar al centro sí que se ha convertido en una aventura!

   Por eso a Josh, el cabecilla de su grupo de búsqueda, le gusta moverse por las zonas residenciales. Como dice él: “aquí encuentras el justo equilibrio entre riesgos y beneficios”. Jacob se sonríe mientras se lía otro de sus cigarrillos malolientes y no puede dejar de pensar que Josh hubiera sido un buen broker en aquellos buenos años antes de que todo se fuera a tomar por culo.

   Mientras Jacob prende el cigarrillo con su viejo mechero de cuerda y empieza a notar el efecto del humo relajante en su organismo, aprovecha para echar un vistazo al grupo de hoy y piensa que, si hace unos años le hubieran preguntado cómo serían los supervivientes, a buen seguro que ni se le hubieran pasado por la cabeza personajes como ellos. En la pick-up, junto a Jacob, viajan Josh y Bernie. El jefe es el típico mazacote, un joven bruto pero efectista; en los viejos tiempos seguro que sería carne de gimnasio. Bernie, en cambio, es todo lo contrario, un cuarentón alcohólico y fondón que se queja de todo aunque, al menos, pone mucha voluntad.

   En la segunda furgoneta viajan “Mole”, Angie y Alfy. Del primero nadie sabe su nombre y nadie se atreve a preguntárselo. Es un tipo con pinta de nativo americano y un vocabulario muy reducido (o quizás será que es un poco parco en palabras) que carga a todos lados con su bate de baseball a modo de talismán. Angie es una chiquilla bastante espabilada, toda una mujercita despierta y avispada sin miedo a nada, una chica con futuro si no se mete en al agujero equivocado. Y Alfy es el típico adolescente desdichado, un chaval  delgado y espigado, demasiado nervioso para Jacob, que basa toda su vida en seguir a Josh hasta la muerte y en hacer todo lo posible por impresionar a Angie. “Ah, el amor...”, piensa Jacob con una tierna sonrisa entre calada y calada.

-        Joder viejo, esa mierda te matará algún día-. Dice el jefe del grupo mientras se baja del vehículo.- ¿De dónde cojones sacas el tabaco? Eres el único en toda la Ciudadela que no tiene problemas para encontrar picadura.
-        ¡Ja, ja, me llevaré el secreto a la tumba!-. Muestra Jacob su sonrisa desdentada.
-        Bernie, no te dejes la recortada y echa una ojeada a la parte de atrás. ¡Y esta vez asegúrate de que realmente está todo OK!-. Indica Josh señalando al patio posterior de la casa.
-        ¿Pero tengo que volver a ir solo? ¿No sería mejor que fuéramos dos?.- A Bernie le empiezan a sudar las manos. “Lo habitual”, piensa el anciano.
-        ¡Ya voy yo!-. Grita Alfy desde el segundo vehículo poniendo pose heroica con un machete en una mano y un revolver en la otra.- ¡Venga culo gordo!-. Le grita a Bernie, mirando de reojo a su compañera que, para variar, lo ignora.

   Josh termina de dar instrucciones al resto del grupo que se despliega alrededor de la propiedad. Mientras Bernie y el chaval se encargan de la parte de atrás, Angie y “Mole” rodean cada uno la casa por uno de sus lados, repasando el resto del jardín y echando una primera ojeada a las ventanas más cercanas. Jacob y el jefe quedan a la espera en la puerta principal tras echar también un vistazo por los ventanales delanteros. Y una vez asegurada la zona todos van entrando en el edificio, poco a poco, trabajando con tranquilidad cada estancia hasta completar una primera revisión, únicamente para cerciorarse de que no haya ninguna sorpresa. Últimamente, durante el día, los zombies no están especialmente activos pero siempre puedes encontrarte alguno, como aletargado, en los lugares más insospechados y toda la cautela posible siempre es poca.

   Finalmente, mientras “Mole” se entretiene en el sótano al que se accede por un portón del lateral del edificio, el resto del grupo se encuentra en el salón principal, no hay ningún zombie en toda la propiedad y parece que los pandilleros hace mucho que no pasan por aquí. La casa,  en el pasado seguro que era un lugar tranquilo y agradable. Ahora es un lugar tranquilo, agradable y bastante arrasado. Poco queda que no haya sido registrado con prisa y con violencia y es difícil hacerse la idea del tipo de personas que la habitaban.

   Jacob se planta en el centro del salón echando un vistazo calmado a todo su alrededor, dejando que un leve suspiro abandone sus labios mientras se hace una composición de la clase de gente que ocupaba la vivienda. Al parecer se trataba de una pareja relativamente joven, sin hijos, no hay ningún rastro de juguetes, no hay habitaciones infantiles y en las pocas fotografías más o menos reconocibles tan solo aparecen los miembros de una pareja bien estante de mediana edad. Al viejo le da la sensación de que debía tratarse de un hogar frío e impersonal, un poco artificioso, típico de las jóvenes parejas de éxito que pasaban más tiempo en sus lugares de trabajo que en su hogar-dulce-hogar. Hay un par de despachos que en algún momento tuvieron muebles de categoría y una equipación informática de gama alta y de los cuales tan solo quedan restos prácticamente inservibles. En las paredes, las marcas de varios títulos académicos: doctorados, masters, menciones especiales, bioquímica, biología molecular, química estructural..., definitivamente, no se trataba de un par de yuppies.

   “Mole” se reúne con el resto del grupo en el salón sin emitir ni una palabra, simplemente un gesto dirigido a Josh dándole a entender que el sótano también es seguro. Ahora va a empezar el trabajo de verdad. Aunque en apariencia no haya nada aprovechable, si se sabe buscar bien, siempre se pueden encontrar cosas útiles: todo tipo de recambios y repuestos, una botella de whisky escondida, medicamentos, y cosas así. Nunca sabes lo que hallarás hasta que no lo buscas. Josh vuelve a dar instrucciones al grupo para dividirse las tareas. Tienen aún dos o tres horas hasta que anochezca y “despierten” los zombies. Es curioso, en cuanto se pone el sol, aparecen de los lugares más insospechados, aunque estés absolutamente seguro de que la zona está limpia.

   El viejo Jacob se ha autoconcedido un papel de asesor que los demás han consentido. En realidad, simplemente soportan sus excentricidades dado que es el único vínculo que tienen con los viejos tiempos. La mayor parte de ellos, o han pasado lo poco que han vivido después de la Caída o apenas recuerdan cómo eran las cosas antes. Así que siempre es bienvenida la opinión de un “experto” como el viejo. Mientras los demás acatan las órdenes del jefe del grupo en la búsqueda por toda la casa, Jacob se limita a vagar, recordando, y haciendo comentarios siempre “útiles” sobre “para qué servía ese aparato que tienes en las manos” o “qué haría falta para que eso funcionara” o “no os imagináis todo lo que os habéis perdido, vosotros, la juventud”. De repente, Alfy, emocionado, pega un grito:

-        ¡Joder! ¡Mirad lo que he encontrado! ¡Jacob, ven a mirar esto, vas a flipar!
-        ¡Cojones niño!-. Le increpa Josh-. Nada de gritos, no queremos visitas inesperadas. Jacob, baja a ver qué es lo que ha encontrado el chaval. ¡“Mole”, a la puerta!

   El joven Alfy se había entretenido a rebuscar entre la caótica colección de DVD repartidos por el suelo del salón. Aunque nunca había visto una película, le atraían especialmente las carátulas brillantes de las cajas y albergaba, siempre, la esperanza de hallar alguna portada de una vieja porno con la que poder impresionar a sus colegas (sin que Angie se enterara, claro, no fuera a pensar que él era un pervertido). Tras unos instantes de cierta crispación, al llegar Jacob con su paso relajado hasta donde se encontraba el chaval, todo nervios, rodeado ya por los demás, le muestra al viejo su hallazgo. Se trata de una caja de DVD negra, sin portada y, en su interior, un disco en el que, con rotulador, han escrito “GENESIS ZOMBIE”.

-        ¡Bah! No es más que una vieja peli de terror-. Apunta Bernie, siempre optimista.
-        ¡Que te den, tío! ¡Esto puede ser importante! ¿Verdad Josh?-. Contesta el chico-. ¿Qué piensas Jacob?

   Al viejo se le han puesto los ojos como platos al ver el disco. Todos conocen su fijación por saber cómo empezó todo y sus largas historietas alrededor de la hoguera de que “si supiéramos qué provocó el Apocalipsis, podríamos prepararnos mejor para luchar contra los muertos y, algún día, recuperar lo que es nuestro”. Al coger la caja, parece que le tiemblan las manos por la emoción:

-        ¡Y una mierda! ¿A caso no habéis visto dónde nos hemos metido? Esta no es la casa de un friky, aquí vivían dos científicos de verdad y esto puede ser la respuesta a nuestras plegarias-. Sentencia el anciano-. Joder, deberíamos verlo ahora mismo – continúa -. Ese televisor y ese reproductor parecen en buen estado, si consiguiéramos un poco de corriente...
-        Sí, claro-. Corta Bernie-. ¡Lástima que no haya luz en toda la zona!
-        Sótano-. Susurra “Mole” que se gira y se dirige al acceso al sótano que hay bajo la escalera.

   Bajo la mirada curiosa del jefe, Angie y el viejo siguen al indio por las oscuras escaleras, con la ayuda de una pequeña linterna que lleva la joven. En el sótano, entre los cascotes de una pared medio derruida, parece entreverse un viejo generador diésel en una habitación al fondo. El acceso está muy complicado, tan solo hay una pequeña abertura por la que alcanzar la pequeña estancia.

-        ¡Perfecto!-. Comenta Angie y, sin pensárselo más, suelta su mochila y, con la linterna entre los dientes, se introduce por la estrecha oquedad-. ¡Enseguida os digo algo!

   Tras unos eternos instantes en los que ven desaparecer a la joven entre las ruinas y se oyen repiqueteos metálicos, añade:

-        Tiene buena pinta, pero parece seco, es una lástima... ¡Aunque podríamos sacar algo de gasofa de la furgo para ponerlo en marcha!-. Susurra Angie con animación.

   El jefe también ha acabado por bajar al sótano y Jacob le explica el plan:

-        Joder Josh, es perentorio..., no, es imprescindible que visualicemos esta grabación. Piensa que si encontramos las respuestas volveríamos a la Ciudadela como héroes y, lo único que tenemos que hacer es echarle un chorrito de gasoil. Joder, es sólo un pequeño sacrificio por algo muy, muy grande-. Al viejo le tiembla la voz de la emoción.
-        ¿Crees que es realmente importante viejo?-. Pregunta el jefe.
-        ¡Claro que es importante! Aquí no tenemos rumores sin fundamento, posiblemente tengamos la explicación de cómo empezó la Plaga. Posiblemente esta buena gente estuviera implicada y aquí nos ha dejado su legado. Y hay que hacerlo aquí y ahora, en casa no tenemos los medios para hacerlo. Aún nos quedan unas horas antes de que anochezca, o lo ponemos en marcha ahora o nunca.

   Finalmente, un sobrepasado Josh accede a las peticiones de un emocionado Jacob apoyado por Angie y Alfy, excitados por las palabras del anciano. Y, a pesar de las protestas de Bernie, éste es enviado a extraer fuel de la furgoneta para que la ágil Angie ponga en marcha el generador.

   Con la máquina ya en marcha con su suave ronroneo, todos se reúnen en la sala ante el televisor. Mientras Jacob prepara los aparatos cerciorándose de que efectivamente funcionan, los dos jóvenes se encargan de hacer más habitable la zona, preparando un par de sofás y sacando todos los cachivaches molestos e inservibles de en medio. Expectantes, el grupo observa como hipnotizado las evoluciones del viejo.

-        Preparados, lo pongo en marcha-. Y en su lugar de honor, en un sillón ante el televisor, Jacob toma asiento, apunta con el mando a distancia al reproductor y le da al play.
-        BIENVENIDOS A UNA EDICIÓN ESPECIAL DE “LA NAVE DEL MISTERIO”...-. El sonido es atronador, saliendo desde todos los altavoces repartidos por todo el salón, a todo volumen-. VUESTRA CITA SEMANAL CON LO SOBRENATURAL,...-. Toda la casa retumba con el embate del equipo de sonido haciendo que Jacob resbale de su asiento perdiendo el mando a distancia e, incluso, haciendo que “Mole” enarque una ceja-. Y DEDICADA, EN ESTA OCASIÓN,...
-        ¡Joder viejo, apaga eso, apaga eso! ¡¡¡ Vas a conseguir que nos maten!!!-. Grita Josh.
-        ¡Vamos a morir todos, vamos a morir todos! ¡Se van a despertar y van a venir todos aquí!-. Solloza Bernie escondido bajo una mesa, golpeándose la cabeza rítmicamente mientras Angie y Alfy se han quedado paralizados, no tanto por el sonido agobiante y peligroso como por ver, por vez primera, una grabación de vídeo.
-        ...A ENCONTRAR UNA EXPLICACIÓN A ESTA PLAGA QUE SACUDE, YA, A TODO EL PLANETA...

   Josh no para de gritar “¡Páralo viejo! ¡Páralo ya!”, Bernie sigue llorando su cantinela bajo la mesa, “Mole” empieza a acometer a golpes de bate los altavoces más cercanos, y los dos jóvenes siguen embelesados con una sonrisa estúpida las imágenes del televisor.

-        ¡Esperad, esperad!-. Jacob recupera el mando que estaba bajo el sillón y presiona el Pause-. Lo siento, ha sido un despiste-. Cesa el sonido atronador y en la pantalla queda fijada la imagen del presentador del programa, un joven elegante de media melena y mirada inquisitiva, sentado ante un gran escritorio con una fotografía a su fondo de una horda de zombies atacando a un grupo de soldados con las palabras sobreimpresas “ZOMBIE OUTBRAKE”. Jacob acciona el mando y empieza a disminuir el control de volumen de 85 hasta 10-. Perdonad, perdonad, ya está.
-        …, una plaga que plantea muchos interrogantes y ante la cual, los organismos oficiales, siguen mostrando el más absoluto mutismo-. Termina el presentador.

   En la sala, la situación parece calmarse, Jacob recupera su asiento, los jóvenes siguen atentos a la pantalla, Josh se relaja y se sienta poco a poco mientras Bernie sigue con sus sollozos y “Mole” marcha a hacer guardia a las ventanas frontales. En el televisor sigue el programa:

-        Y para encontrar respuestas contamos con un equipo de lujo, un grupo de expertos en diversas materias que, a buen seguro, aportarán algo de luz a la que, en estos momentos es “la pregunta”: ¿Cómo empezó el Apocalipsis Zombie? Para ello contamos con la colaboración de: Robert Bartleh, analista de datos de Mushroom Incorporated; el Dr. William Herschel, investigador asociado del Observatorio de Chicago; Alfred Peak, meteorólogo emérito del Instituto Nacional de Meteorología, Sor Therese Forks, monja benedictina licenciada en Teología y Bioquímica; Tom Braidwood, uno de nuestros colaboradores habituales, blogger impenitente; Adele Harlowy, asesora de la Casa Blanca y  el Dr. Nahtriheccundy Gahinneverahtun, también bioquímico y miembro del Centro de Investigaciones Shambles.

-        Y empezaremos con el Sr. Bartleh-. Continúa el carismático presentador-. Que, creo, que tiene unos datos muy, muy interesantes con los que empezar el debate.
-        Así es Ike-. Bartleh es un joven grueso con aspecto descuidado y aparente alergia a los productos de limpieza diaria que, al hablar, enarbola sus papeles como si fueran pruebas irrefutables-. A través de la red ZombieNet hemos recopilado un censo de todos los fenómenos zombie desde sus inicios, y con estos hemos realizado una simulación que, sin lugar a dudas, determinan que, la Zona Cero, se encuentra en algún lugar de las llanuras de Chonqing, en la China profunda. Creo que el Dr. Herschel estará de acuerdo con mis datos.

-        Totalmente de acuerdo, Robert-. El astrónomo es un venerable caballero de abundante melena emblanquecida, con un gusto exquisito en el vestir y que habla acostumbrado a sentar cátedra con sus opiniones-. De hecho, de forma coincidente con la fecha que es considerada el inicio del fenómeno que ahora tratamos, se produjo la entrada en la atmósfera de un pequeño corpúsculo escindido minutos antes del núcleo del cometa C/2012 X2b, conocido por los legos como cometa Neniel, y que se acercó a nuestro planeta a unos pocos cientos de miles de millas. Observaciones previas con el Radiotelescopio de Green Bank detectaron trazas de OH por encima del nivel de ruido de 2.4 mJy que determinan un límite de unas 107 moléculas/segundo en la tasa de producción de gas, que es cerca de 100 veces mayor que las predicciones previas. Los espectógrafos determinaron una composición usual para cualquier elemento de su clase con el inquietante añadido de grupos orgánicos poco habituales. Ese corpúsculo impactó, con toda seguridad en algún área del interior de la República China.
-        Bien, eso es algo para ponerse nerviosos, ¿no?-. Añade el elegante presentador dirigiendo  ahora su atención al meteorólogo.

   La sala se ve sumida en una absoluta concentración, todos absortos, atentos a las palabras de los expertos. En el exterior el sol empieza a acercarse a su cenit, cubriendo poco a poco toda la región con la tenue semi-oscuridad adormilada que precede al anochecer. “Mole” sigue vigilando las calles y la atención de los emocionados espectadores tan solo se ve alterada por algún ocasional “Veis, veis” del viejo Jacob esperanzado.

-        Así es, Ike-. Comenta el Sr. Peak, un hombre delgado y estirado con un traje barato-. Aunque no debemos olvidarnos del curioso efecto meteorológico global que afectó a todo el planeta horas después. Todo la Tierra se vio afectada por una tenue llovizna fosforescente que a apenas duró unos instantes pero...
-        Veis, veis, vosotros ya no lo recordáis, pero ese polvillo amarillo lo cubrió todo...-. Interrumpe Jacob, golpeándose la rodilla con una risa ahogada.
-        Cállate viejo, si no callas no lo sabremos nunca-. Le increpa Bernie.
-        ...de todas formas, si su origen está vinculado al paso del cometa Neniel, es algo que los astrónomos deben determinar-. Continúa Peak.
-        ¡Tonterías!-. Corta Braidwood airado, un hombre menudo pero regordete, escaso de pelo y unas grandes gafas de pasta que dominan su cara-. Eso no es más que una cortina de humo, valga la redundancia. Sí, vale, de acuerdo, cayó un pedazo de un cometa rarito, vale. Y tuvimos un polvito extraño, vale. ¡Pero no se ha demostrado ningún vínculo con el proceso de zombificación!-. Añade levantando la voz poco a poco-. ¿Por qué no hablamos del interés de “ciertas” mega-corporaciones, de las que nadie quiere hablar, en la modificación de la tetradotoxina?
-        ¡Efectivamente!-. Continúa Sor Therese, un rostro adusto, dominado por unas cejas abultadas y enmarcado por un hábito oscuro y que gesticula con las manos  constantemente al hablar-. Toda esa historia de la roca del espacio en China suena muy bien y muy conveniente, pero nos desvía descaradamente de los verdaderos culpables, las grandes compañías farmacéuticas, de su manipulación de las masas y de su obsesión en hacer dinero a pesar del bienestar y la salud de nuestras familias. Por otro lado, todo eso de la  tetradotoxina no es más que un cuento chino – media sonrisa de la monja hacia el amable presentador -  para embellecer y conferir veracidad a las supersticiones haitianas y sus derivados.
-        ¡Y así nos olvidamos de las hormigas!-. Comenta medio alzado de su asiento el Dr. Gahinneverahtun, un indio con vestuario de los años 70 que habla con la mirada perdida en las alturas-. Bueno, de las hormigas no, del Ophiocordyceps Unilateralis, ese honguito tan curioso que SÍ sabemos que zombifica seres vivos. ¿Y quién tiene intereses en el pequeño Ophiocordyceps? A lo mejor los chinos, ¿no?-. Termina con cierto cinismo.
-        Bien, Sra.  Harlowy, ¿podría estar el gobierno chino implicado?-. Interrumpe el presentador, siempre presto al comentario adecuado-. ¿Qué tiene que decir sobre todo esto la Casa Blanca?
-        Bien, Ike-. Responde la dama de mediana edad con un impecable traje chaqueta con cierto aire masculino-. Como ya sabes, el gobierno de nuestra nación aún no se ha pronunciado al respecto, sobre éste ni sobre ningún otro tema sobre la ya comentada Plaga, pero sí que es cierto que tenemos constancia del interés de las autoridades chinas en ciertas investigaciones que podrían estar relacionadas o no con el tema que ahora nos ocupa pero que, por cuestiones de Seguridad Nacional, no me es permitido comentar en tu espacio.
-        Ike, esto es un cahondeo-. Comenta  Braidwood-. Esto empieza a rondar el ridículo más extremo. Nos has traído a una “Mujer-del-Presidente” para que en realidad nos cuente ¿nada?-. Dice con los hombros encogidos-. Y como de rebote, has encontrado a tres “expertos” perfectamente de acuerdo con una teoría que todo, y digo todo, el mundo, sabe que no son más que paparruchas para manipularnos. ¡Señores, que esto es serio!
-        ¡Oiga, un poco de respecto!-. Contesta airado el venerable astrónomo-. Yo represento a una importante institución científica, de una seriedad fuera de toda duda, y mis opiniones son absolutamente libres e independientes.
-        ¡No me diga doctorcito!-. Responde el blogger con cierto tono irónico en su voz.- Pues tengo entendido que su independiente Observatorio se encontraba en la banca rota hasta hace unos pocos días en que, casualmente, recibió una sustanciosa donación. Una generosa aportación efectuada por un mecenas cuyo nombre no es necesario mencionar aquí, pero que también está vinculado económicamente, con la carrera política de nuestro presidente y que además entre sus mayores aficiones e intereses, encontramos ciertas empresas, algunas de ellas en el campo de la química recreativa..., y ya sabemos cómo acaba esta historia, ¡eh!

   El astrónomo se hunde en su asiento ignorando las palabras de  Braidwood, la asesora de la Casa Blanca parece inquieta y no deja de mover rítmica y nerviosamente su pierna derecha, mientras Bartleh y Peak empiezan a calentarse con las acusaciones del blogger.  Ike, el apuesto presentador, intenta retomar el control del debate.

   En el salón, el ambiente empieza a notarse un poco extraño, el viejo Jacob parece haber perdido parte de su seguridad y Bernie no deja de echarle miradas de soslayo, a la espera del momento adecuado para entrar a matar con el comentario adecuado.

-        Me temo, Sr. Braidwood, que usted también forma parte de todo este tinglado propagandístico-. La voz de la monja se impone sobre el incipiente griterío que el presentador no logra controlar-. Usted habla de conspiraciones y afirma tener muchos datos, pero me temo que sus palabras no van más allá, es muy fácil hablar y hablar sin parar sin decir nada, en cambio yo...
-        ¡Sandeces!-. Se interpone el reconocible acento del Dr.  Gahinneverahtun-. ¡Todo esto no son más que sandeces! Lo único cierto que es que hay intereses ocultos en la investigación del  Ophiocordyceps y eso es preocupante, porque significa que hay alguien...
-        ¡Esto ya pasa de castaño oscuro!-. Empieza a levantar la voz un  Bartleh absolutamente enojado-. La reputación de los doctores Herschel y Peak está absolutamente demostrada, y los datos de mi equipo son fácilmente contrastables-. Añade amenazando con un manojo de folios-. Cualquiera con un mínimo de sesera podría...
-        ¡Por favor señores, por favor! ¡Un poco de calma!-. Intenta interrumpir un sobrepasado presentador haciendo gestos tranquilizadores con sus manos-. Volvamos a la cuestión principal, Sra. Harlowy, ¿qué tiene que decir...
-        ¡Esto es indignante!-. Corta el meteorólogo ya en pie y señalando amenazante hacia Braidwood.

   Poco a poco, ante los atónitos ojos de unos inesperados espectadores, el agrio debate se va convirtiendo en una marabunta televisada en la que los participantes empiezan a comportarse más como homínidos salvajes que como expertos asesores. En el salón, Bernie se va sumiendo cada vez más en una sonrisa histérica mientras los demás miran de reojo a un Jacob ya totalmente hundido en su sillón que, boquiabierto, es incapaz de articular palabra.

   En el exterior, el sol ya se ha puesto y da paso a la temible oscuridad bajo los ojos atentos de “Mole” que, vigilante, parece escuchar los primeros lamentos udulantes de los zombies que empiezan a tomar las calles. Jacob, pulsa el stop del mando a distancia, dejando a todos ante una pantalla oscura y muda. Se levanta lentamente, como si los huesos le pesaran más que nunca y se acerca a uno de los ventanales desde los que ya se divisan los primeros zombies arrastrando sus pies por unas calles solitarias. De pie ante una de las ventanas, con los ojos anegados en lágrimas, Jacob, mucho más viejo que nunca, murmura:

-        Bueno, supongo que, en definitiva, no importa una mierda cómo empezó todo, lo único que importa es que ellos ya están aquí....



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