Jesús Martí
http://www.elterrortieneforma.com
No dejo de sorprenderme del
cine que se hace, o se intenta hacer, en este país, un país sin una estructura cinematográfica
adecuada en cuanto a educación y aprendizaje que asegure buenos profesionales
de futuro, con productoras aquejadas de mil dolores (algunos figurados, otros
bien reales) demasiado ocupada en mirarse su propio ombligo, con unos premios
que en el mejor de los casos son un reparto de hipocresía y gestos vacios entre
la gente del gremio, con una continua persecución hacia los autores noveles que
quieran moverse entre los siempre resbaladizos caminos de la independencia y el
bajo presupuesto (ya se sabe, el bajo presupuesto no interesa) y podría
seguir... pero no tengo tiempo (esto se merece más que un artículo, un libro
bien gordo) y tampoco viene al caso, pues hoy nuestro tiempo está ocupado por
una película rodada en el año 2011 titulada 'El Callejón', que fue
dirigida por el crítico y guionista Antonio Trashorras, y que supuso su
debut en el largometraje.
Pero antes de meternos en profundidad
en la obra es conveniente adelantar una pequeña sinopsis: durante una noche
invernal, Rosa se ve obligada a hacer la colada en una lavandería de
autoservicio situada en un callejón. La chica conoce en el establecimiento a un
joven que en un principio es agradable y amable, sin embargo pronto descubre
que detrás de esa fachada se esconde un asesino en serie. Rosa se ven atrapada
en un juego del gato y el ratón, donde el premio gordo es salvar su vida.
El film bebe de múltiples
influencias y referencias: Jesús Franco, Argento, De Palma,
Lynch e incluso el pesado de Almodovar, entre otros muchos,
asoman entre medio del metraje, por supuesto estos nombres también conjugan
diferentes géneros con lo que los pequeños trazos de Slasher, Giallo, rollo sobrenatural,
thriller atmosférico, vampirismo, un numerito musical ye-ye ultra repelente y
todo lo que ustedes quieran pensar tiene cabida, fundiéndose entre sí a lo
largo de la película; ¿esto es malo?, pues en un principio no, cientos son los
directores que se han dedicado a explorar territorios ajenos, consiguiendo
crear con el tiempo su particular y personal sello de identidad; entonces ¿cuál
es el problema con esta película?, pues ni más ni menos que la brutal
indigestión que provocan todas esas influencias en los breves (aunque tuve la
sensación de que de breve nada) 75 minutos de duración. Y cuando digo
indigestión es indigestión, pues esa sensación se destila de la torpeza con que
se maneja semejante coctel, regalando un resultado poco estimulante y por
momentos difuso, pretencioso o simplemente aburrido.
Vamos por partes: tenemos una
trama argumental muy simple tanto en los personajes (dos principales, tres
secundarios) como en las situaciones, tenemos un espacio reducido donde se
desarrolla la acción, tenemos una fotografía e iluminación onírica a la par que
fría (mucho neón y tubo fluorescente), tenemos un par de giros al vacío sin red
ni excusa y por último tenemos una parte final que pretende sorprender y
epatar. Todos ellos son elementos bien intencionados, pero una cosa son las
intenciones y otra muy distinta el resultado, personalmente a mí me parece más
un mal viaje de LSD que un 'tour de force' (creo que eso es lo que tenía en la
cabeza el director) de imágenes y referencias culturales.
La película pretende
ser una obra inquietante, opresiva, terrorífica, con algo de sangre (más bien
poca) y con final sorpresa, yo creo que no cumple con ninguna de sus
pretensiones; lo inquietante y opresivo se tiene que trabajar, no basta con
poner musiquilla de mal rollo y hacer planos lentos en un callejón mal
iluminado (o bien iluminado técnicamente hablando, vamos); el terror debe
destilarse de lo anterior buscando más aristas donde el mal rollo pueda
agarrarse, enquistarse para finalmente explotar, el terror no surge si antes no
hay miedo y, la verdad, miedo la película y la situación mostrada no da de
ninguna manera, y por último el final sorpresivo, primero: debe ser eso,
sorpresivo, segundo: debe ser consecuente y estar a la altura de lo narrado
anteriormente, dando la impresión, en esta obra, de que el último cuarto de
hora es un recurso para cerrar un círculo que no sabían cerrar de otra manera,
o bien les apetecía una ida de olla lisérgica, pensándolo bien podría ser eso
perfectamente.
En definitiva una historia
típica (aunque pretendan lo contrario) condimentada con un desarrollo nefasto y
un ritmo soporífero, lastres demasiado grandes como para pasar de puntillas
sobre ellos.
El Callejón tiene un acabado técnico muy competente,
tanto la fotografía como la iluminación cumplen sobradamente; respecto a los
actores poco a decir, Ana de Armas esta justita (no se que le vieron a
esta actriz hace un par de años) al igual que el resto del reparto, que no pasan
del aprobado benevolente.
Es obvio que Trashorras
sabe mucho de cine y que sus preferencias son amplias y variadas, también es
verdad que este 'Callejón' es su opera prima con lo cual puede haberse visto
superado por el ansia de enseñar todo lo que llevaba dentro, pero
desgraciadamente estas afirmaciones no me bastan para ocultar mi más absoluta
decepción, creo que el cine fantástico, sobre todo en nuestro país, puede y
debe articular discursos más originales e impactantes, dejando de bañarse en tantos
referentes estereotipados, mil veces usados y verdaderamente molestos, y
buscando su 'norte' en zonas más oscuras e inquietantes.
En fin amigos/as, otra
oportunidad desaprovechada, y creedme si os digo que me sabe muy, pero que muy
mal, todo lo escrito, pero así lo sentí.
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